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Empecemos por entender lo que es un “fondo de inversión”. En esencia, es un conjunto de valores (títulos como bonos o acciones), una “canasta” ensamblada por una empresa (banco, casa de bolsa u otra entidad), que se construye para ser un vehículo de inversión.
Bueno, bueno, bueno, ¿y en lenguaje sencillo?
Un fondo de inversión es simplemente la elección que hace una entidad de diferentes acciones o bonos. El fondo tiene uno o más administradores o personas que se dedican a escoger esos títulos que formarán el “fondo”. Hay fondos de “renta variable” (acciones), “renta fija” (bonos) y mixtos, aunque puede haber muchos otros tipos de fondos, por ejemplo: monedas, metales, futuros, etc. Las combinaciones son prácticamente infinitas.
Tomemos como ejemplo un fondo de renta variable (acciones). Una casa de bolsa (o banco) designa a una persona que decide qué valores comprar para conformar la “canasta”. Esa persona(s) tiene instrucciones claras respecto a los títulos que puede o debe incluir para lograr un determinado rendimiento. A lo largo del tiempo, esa persona(s) compra y vende acciones y, al final de un cierto lapso, evalúa el rendimiento obtenido. Allí intervienen costos de administración, supervisión y comisiones diversas.
Continuando con el ejemplo, un fondo puede decidir invertir en AEROMEXICO, VOLARA, WALMART, HOMEX, ICA, PINFRA Y ALFA, sólo por mencionar algunas al azar. Sin embargo, unas tendrán mejores rendimientos que otras, y la decisión de cuáles comprar y cuáles vender la cede el inversionista al administrador del fondo.
El inversionista que compra el “fondo”, deja en manos del administrador los títulos que decide comprar y cómo o cuándo venderlos, y según los lineamientos de su institución, podrá ofrecer un rendimiento determinado. El inversionista no “ve” lo que contiene el fondo y, por ello, se convierte en un inversionista pasivo.
También existen los denominados “fondos de fondos”, una canasta que a su vez contiene otras canastas de valores.
Regresando al ejemplo, el inversionista que resuelve tomar sus propias decisiones puede elegir sólo las emisoras que ofrecen mejores perspectivas; además, puede decidir comprar y vender cuando es más propicio hacerlo. Esto se puede hacer en forma relativamente sencilla, aprendiendo a hacerlo. Hay métodos para ello, tutoriales y mentores que enseñan a tomar decisiones sin depender de los administradores, que “tienen” que comprar “ Walmart” (simplemente como ejemplo), por ser una empresa importante, con actividad, y porque representa una “seguridad” relativa.
Cada vez encontramos más personas que ya no se dejan llevar por recomendaciones de operadores de fondos y gente que busca un rendimiento mayor del que ofrecen fondos “administrados”, porque esos manejadores pueden tener objetivos diferentes a los de inversionistas “individuales” y, en la mayoría de los casos, esos fondos tienen un rendimiento promedio y, en ocasiones, inferiores a los índices de mercado.
Fuente: Revista Forbes.